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Queridos y estimados lectores,

Feliz año a todos, espero que hayáis tenido unas felices navidades. Nosotros (hablo por Arturo y por mí) hemos pasado la nochebuena en Valladolid con mi familia, la nochevieja en Madrid y los reyes en Málaga con su familia. Todo ha sido muy extraño, han pasado mil cosas en este viaje… Explico:

Se supone que Marco me iba a llevar a Málaga cuando estábamos juntos y había cosas que sabía de Málaga por él pero a su vez se me juntaban con las de Arturo y era un caos. Por otro lado llevaba casi tres años sin ver la playa y ¡¡JODER!! Lloré al verla… Me encanta el mar y hace tres años que no le veía, de noche incluso parecía una postal con las luces de los barcos y el movimiento ligero de las olas. Impresionante. Aparte la casa del padre de Arturo es genial (están separados), demasiado acogedora, tanto que no me quería ir. Los colegas de Arturo de allí super majos. El ambiente genial (de fumada todas las noches), el tiempo inmejorable (con manga corta nada más llegar), la familia encantadora (su padre, su madre y su hermano) y Arturo tan increíble como siempre. Lo pasé mal porque la familia de Arturo a pesar de estar separada es encantadora y cada uno vive a su manera pero son felices, no como la mía que viven amargados sin el mayor ápice de felicidad real eso sí a falsos no nos gana nadie y las sonrisas falsas y el positivismo absurdo lo tenemos por doquier…

Esto nos ha unido más pero a mi me ha echo ser más realista, ver que nadie regala nada, que a cada uno nos toca una vida y lo único que podemos hacer es organizarla a nuestra manera para intentar ser felices, que de todo se sale, que las cosas se acaban, que no todo es oro y que hacen falta muchas cosas para confiar realmente en una persona.

Todo se acaba: una botella de agua, una bolsa de patatas, la vida, los sueños… Estoy rota, como una muñeca de trapo mal cosida, como un pinocho de madera en la mano de un niño de tres años. Los sueños se acaban. A los 16 todo era perfecto, todo era maravilloso, tenía lo que quería, una buena persona a mi lado, era feliz, tenía amigos de verdad pero todo lo jodí. A los 17-18 me fui a vivir a Úbeda para salir de una pesadilla e intentar encontrar mi sueño pero tampoco salió bien. Con 18-19 entro a hacer teatro en Valladolid, mi sueño, pero se rompe porque mi padre tiene un accdiente de tráfico el 26 de Abril y no me puedo presentar a los exámenes. A los 20 estoy en Madrid y conozco a un futuro director de cine, Marco, (el cuál no era sólo escritor si no que hacía cortometrajes), del cual me creo todo lo que me dice y luego resulta que el 90% de las cosas no eran reales. A los 21 estoy con Arturo, sin trabajo, sin proyectos porque todos se rompen pues la obra de teatro que tenía prevista me ha fallado el actor, recordándo lo imbécil que he sido y no sabiendo qué hacer al año que viene. Alentador, ¿Verdad?

Igual nos mudamos de piso con un colega nuestro que ahora está en Belfast, ya os contaré si sale adelante puesto que hay tema en ese sentido.

Siento frío, como cuando estás en pleno verano y abres la nevera y te cuesta recuperarte. No se que rumbo tomar, si renunciar a mi sueño por mucho que demasiadas personas me hayan dicho que tengo valía. No puedo meterme a la Resad de nuevo, puesto que son cuatro años y no puedo permitir que mis padres me sigan manteniendo. Aparte no se sabe nada del futuro de Arturo, ahora tiene trabajo pero.. ¿el mes que viene? Todo es demasiado complicado. Me vendría bien una semanita en la playa, relajada, sin extrés ni preocupaciones, sin facturas de teléfono, internet, agua, luz, comida, piso… Ahora entiendo porque los padres siempre nos dicen que luego no vamos a querer crecer más cuando tú a esos años haces mil intentos por ser más mayor.

Queridos lectores, gracias por seguir aquí, leyendo mi vida… Si tenéis sugerencias de temas decirme, sería mejor escribir sabiendo lo que os apetece leer, si no seguiré escribiendo sobre lo que tenga en la cabeza.

Un besito!